Custodia compartida de animales sin estar casados: ¿quién se queda al perro?
A principios de 2022 entró en vigor la Ley de Protección y Derechos de los animales. Uno de los apartados que regulaba la nueva ley, que obliga a tratar judicialmente como un miembro de la familia a la mascota, era el de la custodia del animal en caso de separación o divorcio de sus dueños. Desde entonces, cada vez son más las parejas que recurren a los tribunales para regular un régimen de custodia de su mascota cuando se separan o divorcian. Es el caso de J.M. y M., una expareja de Barcelona que terminó en los juzgados batallando por la custodia de su perro.
J.M. demandó a M., clienta de nuestro despacho, solicitando la custodia compartida del perro de su expareja, M., a quién M. adoptó tan sólo 8 meses antes de separarse. Sin embargo, pese a que adoptó al animal cuando todavía eran pareja, M. pudo demostrar ante la justicia que el can estaba inscrito únicamente a su nombre y que jamás había convivido con J.M., puesto que la pareja, pese a que habían mantenido la relación durante ocho años, no habían llegado a vivir nunca bajo el mismo techo.
La titularidad fue, por tanto, determinante para desestimar la demanda de J.M. Tampoco se estimó la solicitud de un régimen de visitas. La resolución hubiese sido distinta, claro, en caso de haber estado casados o haber mantenido una relación de convivencia. “Si hubiese habido una convivencia estable entre los miembros de la pareja y una corresponsabilidad en los cuidados del animal entendemos que el tribunal se hubiese inclinado por establecer un régimen de custodia y visitas”. Al no ser así, la titularidad del can ha sido definitiva para decantar la balanza.
Recomendaciones para evitar batallas judiciales
Ante la adopción de un animal de compañía, al que muchos llegan a considerar un hijo más, la abogada Maite Pons es de la opinión de que más vale prevenir que curar y por ello recomienda replica watches a los miembros de la pareja o matrimonio pactar capitulaciones matrimoniales o firmar un pacto notarial en previsión de ruptura en el que se deje clara la voluntad de ambos respecto al régimen de custodia sobre la mascota en caso de separación o divorcio. Esto evitará batallas posteriores en los juzgados.
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